viernes, 23 de febrero de 2018

Valle de Cocora II

... y al fin aunque en un entorno pletórico de turistas, en el que obviamente nos incluimos, pudimos observar a estas diminutas aves y sus muy veloces aleteos mientras libaban agua azucarada en la Finca Acaime o Casa de los Colibríes .



En Acaime tomamos chocolate caliente con queso, consumición típica ofrecida al llegar a la reserva, también optamos por tiempo y por recuperar fuerzas degustar el muy variado y nutritivo menú que nuestra buena guía Luisa Fernanda nos había elaborado y empaquetado de una manera cuidadosa en ecológicas bolsas de papel; agua, bocadillos, galletas y algún que otro rico postre mas. Todo ello incluido en el precio del trekking.
Asimismo durante la comida disfrutamos de la simpática visita de una de las especies propias de este ecosistema...

Un coatí de cola anillada (Nasua nasua)
Debajo entre Abutilones o Campanitas (Abutilón insigne)
Pasado un tiempo tocaba volver al punto de partida, pero esta vez sorteando senderos y cauces de río, el Quindío, con cuantiosos e inmemoriales y recios puentes, siete en total, colgantes o bien improvisados con largos troncos.





Vadeados ya todos los regatos y franqueados los húmedos senderos arcillosos, en los que vimos algún "explorador" descalzo evitando así el manchar sus relucientes zapatillas de diseño en el barro, volvimos de nuevo en la parte baja del circuito a sorprendernos con el cambio de paisaje contemplando otra vez el fantástico bosque de palmas, ahora si, bajo la tenue lluvia que nos había amenazado con sus presencia desde el inicio de la ruta.





Flor de mayo o siete cueros (Tibouchina lepidota)
Llamas - Rabo de runcho (Kniphobia uvaria) y Lirios o azucena amarilla (Hemerocallis lilioas asphodelus)

Resumen en el Plano de la oficina de turismo
Acabada la entretenida y grata visita nos fuimos nuevamente en un atiborrado jeep Willy de regreso a Salento y a su bulliciosa calle Real en la que adquirimos unos deliciosos cafés de una marca hasta entonces desconocida para nosotros y que nos fueron dados a saborear posteriormente en una inesperada, minuciosa y explicativa útil ceremonia del café digna de comparación a la de cualquier país asiático.
Seguidamente nos despedimos de nuestra muy eficiente guía agradeciéndole su pedagógica labor.
Cafés Martín


Adiós a Luisa Fernanda y sus papeles.

Después llego la hora de la cena y nos encaminamos hacia un afamado restaurante, "Donde Laurita", recomendación de una buena amiga colombiana, un establecimiento atrayente y colorido en donde degustamos las populares truchas de la zona acompañadas de enormes y ricos patacones. A destacar también la gran cordialidad de sus dueños con los que entablamos una amena conversación en la que entre otras cosas concretamos una cita para visitar al día siguiente su nuevo restaurante a las afueras "Donde Laurita campestre".

Ahora no nos quedaba mas que retornar al añejo Hostal para descansar plácidamente.